¿Qué mensaje nos transmite Ahsoka a los abogados?
Vistas ante el Tribunal Supremo: cuestiones de especial interés
Como probablemente todos sabéis ya a estas alturas, el sistema de casación civil se reformó justo antes del pasado verano. Se han publicado numerosos artículos analizando las modificaciones. Pero hay una que no aparece apenas en los análisis: la regulación de la vista ante el Tribunal Supremo (art. 486 LEC).
La modificación es muy breve, pero tiene consecuencias importantes en la práctica. En primer lugar, se suprime la posibilidad de convocar vista a petición de ambas partes. Con la nueva regulación, la vista solo tendrá lugar cuando la Sala Civil lo considere “conveniente”. En segundo lugar, se añade que “la Sala podrá indicar a los abogados (…) el tiempo del que disponen para sus informes y las cuestiones que considera de especial interés”.
Hasta la fecha el desarrollo de la vista no estaba regulado, más allá del orden de las intervenciones. Ahora el legislador ha concedido al Tribunal Supremo dos palancas importantes para conducir la sesión: la facultad de limitar el tiempo de intervención y la facultad de “proponer” cuestiones de debate.
La Sala Civil parece inclinada a cambiar su práctica y a apostar finalmente por un mayor uso de las vistas orales. Anticipando este escenario, en los últimos meses he estado buscando literatura sobre la casación en Estados Unidos, por ser un país con una larga tradición de abogacía ante el Tribunal Supremo. Así que he recuperado mis libros del máster y localizado materiales nuevos.
Un podcast me ha llamado mucho la atención, no solo por los consejos útiles que da a los litigantes, sino también por la hermosa visión de la abogacía que desprende.
Los dos Teds.
El podcast How to argue before the US Suprem Court es una conversación entre dos socios de Gibson Dunn. Este despacho tiene uno de los equipos de casación más potentes del país. Ted Olson (graduado en 1965) charla con Ted Boutrous (graduado en 1987) sobre la experiencia que ha acumulado en los 65 casos que ha participado ante el alto tribunal en las últimas décadas.
Los consejos de Ted Olson no tienen precio. Te los resumo a continuación:
1) Conoce a tu audiencia. En apelación no conoces qué tres jueces resolverán tu recurso. Sin embargo, en el Tribunal Supremo sabes de antemano el nombre de los nueve jueces que componen la sala y podrías informarte sobre su formación y visión jurídica.
Además, a algunos jueces les gusta que les asignen casos de materias por las que sienten un especial interés. De esta forma, puedes analizar su posicionamiento en esas áreas e incluso anticipar cuáles podrían ser sus preguntas en la vista.
2) Conoce al detalle el expediente judicial y la jurisprudencia. No puedes tener lagunas ni arriesgarte a que el tribunal te pille en un renuncio.
3) Divide y vencerás. Ted Boutrous añade que el siempre divide la controversia jurídica del caso en módulos o compartimentos. Como subcategorías de la discusión. Y, sobre esa base, concreta los mensajes más relevantes que necesariamente debe transmitir al tribunal en su intervención. A la menor oportunidad. Con cualquier excusa. Esa forma de compartimentar la controversia jurídica le ayuda también a preparar un listado de preguntas y respuestas realista y a ensayar en los simulacros de la vista.
4) Alza la vista. Los jueces del Tribunal Supremo son generalistas, no súper-especialistas. Esos magistrados no se van a detener en los tecnicismos ínfimos de una normativa sectorial: les preocupan las implicaciones a largo plazo.
El abogado más veterano (Ted Olson) cuenta que una vez su hijo pequeño le preguntó: “papá, ¿qué ocurrirá si tú ganas?” Desde entonces, Ted Olson no entra en el Tribunal Supremo sin tener clara esa respuesta en cada caso que litiga.
Un abogado de instancia puede perderse en los detalles del caso, pero un casacionista debería ser capaz de identificar las cuestiones más relevantes y defenderlas con solvencia ante la sala. Está claro que la reforma de nuestra casación va por ahí cuando afirma que “la Sala podrá indicar a los abogados (…) las cuestiones que considera de especial interés”. Hablemos de lo importante.
Maestro y aprendiz
Al margen de las cuestiones sobre casación, la charla entre los dos Teds es muy edificante porque pone ante nosotros una forma de ejercer la abogacía que no aparece en los titulares últimamente. Una profesión en la que la experiencia y el conocimiento se transmite de una generación a otra. Y las habilidades y los talentos se entrenan y desarrollan a fuego lento. Algo que nos asemeja más a los antiguos gremios que a las start-ups.
Boutrous es un peso pesado de la abogacía. En sus casi cuatro décadas de práctica profesional en Gibson Dunn ha defendido ante el Tribunal Supremo algunos de los casos más sonados de los últimos tiempos. The American Lawyer le dio el reconocimiento de litigador del año en 2019. Además, forma parte de los comités ejecutivo y de dirección de su despacho (una firma global de casi 2.000 abogados distribuidos en 21 oficinas en todo el mundo).
A pesar de este impresionante currículum, en la charla con su mentor, Boutrous no tiene ningún inconveniente en presentarse como su aprendiz. Llega a afirmar que todo lo que sabe sobre un determinado tema se lo debe a él. Probablemente la expresión esté algo exagerada por el aprecio, pero es innegable que encierra un agradecimiento sincero.
Boutrous recuerda el primer encargo que recibió de Olson al poco de incorporarse a la firma. Una búsqueda de jurisprudencia y doctrina para un caso ante el Tribunal Supremo sobre daños punitivos. Después de más de treinta años trabajando juntos y Boutrous aún guarda fresca en su memoria la imagen del socio en la sala de conferencias rodeado por todos los archivadores del expediente en el que estaba trabajando. Olson seguía un método de trabajo muy meticuloso que -al parecer- ha hecho escuela en su firma. “Sé que es tu forma habitual de preparar este tipo de casos” le dice Boutrous en un determinado momento. “Esta metodología te la robé a ti”, añade más adelante. El reconocimiento es mutuo: “Yo lo hago y sé que tú lo haces”, dice Olson sobre una determinada técnica para preparar alegatos en la vista oral.
El mensaje de Ahsoka
Puede que el aprendizaje paciente y continuo no sea materia para una portada del Expansión Jurídico, pero sigue siendo la esencia de nuestra profesión. Y viendo Ahsoka estos días me he ratificado en la convicción de hay una gran demanda de formación, sobre todo entre los más jóvenes. No soy demasiado fan de Star Wars, pero las incursiones puntuales en una galaxia muy muy lejana pueden ser una buena forma de evasión. La última serie de la saga es, en esencia, una reflexión sobre las relaciones entre maestros y aprendices.
Yo me acerqué a universo con la primera trilogía de George Lucas. En ella, el aprendizaje de Luke Skywalker a manos de Yoda era uno de los ejes conductores de la trama. Luego le siguió la relación entre Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker.
Las nuevas generaciones están entrando en Star Wars con producciones como Ahsoka. Y ahí la formación de un padowan es el tema central. La orden de los Jedi está casi extinguida y su futuro depende de un puñado de guerreros que no se ajustan a los estándares históricos.
La acción recae sobre dos personajes femeninos fuertes que chocan entre sí. Ahsoka Tano está marcada por un pasado oscuro y, a pesar de ser maestra, no duda en mostrar sus propias inseguridades. Sabine Wren es una joven guerrera con un pelo multicolor que, bajo una actitud rebelde, esconde un corazón leal. A lo largo de los capítulos la dinámica entre profesor y alumno va madurando hasta el punto de alcanzar un espacio de respeto y aprendizaje mutuos.
Rosario Dawson, la actriz que interpreta a Ahsoka, ha destacado que la protagonista “llega a alcanzar ese nivel de maestría en el que no se trata solo de ser una gran guerrera, sino de ser una maestra capaz de transmitir su rica experiencia a un padawan”. Y, pese al postureo díscolo inicial, Sabine Wren acaba asumiendo compromisos costosos e iniciando el camino para ingresar en una orden milenaria.
La serie Ahsoka sabe qué teclas del piano está tocando. Más allá de las volteretas y las espadas láser, sus guionistas han sabido conectar con la generación Z. Como siempre ha ocurrido, los jóvenes de hoy también necesitan buenos guías en un mundo hostil. En el ámbito legal, estoy convencido de que las ansias de aprender los recién licenciados no son distintas de las que tenían las generaciones anteriores. Y tampoco su aspiración a integrarse en instituciones estables. Pero exigen -justamente-, como Wren, que el compromiso vaya en las dos direcciones.
Solo puede haber buenos aprendices si hay previamente hay buenos maestros. Por eso, parafraseando el art. 486 LEC, creo que Ahsoka y el podcast de Gibson Dunn tocan “cuestiones de especial interés”.
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Pablo Franquet
pablo.franquet@fieldfisher.es
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